En el mismo espacio de la calzada de Lansdowne, donde los globos esféricos y óvalos tocan el suelo desde hace 135 años, se ha levantado ahora un estadio acrílico y futurista en el que se menciona a estos grandes Atalanta y Bayer Leverkusen. El partido es una final de la Europa League para muchos jugadores. Dublín recibe (21.00 horas, MovistarLC) a dos de los equipos que con su matiz marcan tendencia en el fútbol contemporáneo, dos equipos de autor: Xabi Alonso contra Gian Piero Gasperini.
Aparecen dos historias de siglos, de clubes que son gloriosos y, en el mejor momento de su historia, quieren llenar vitrinas. En una competición en la que el triunfo otorga plaza a los próximos campeones, italianos y alemanes ya han conseguido este objetivo a través de sus competiciones nacionales, un premio que casi parece menor comparado con el que supone ganar una final que otorga el paso a la eternidad.
Es probable que el Bayer, que al menos ganó la Copa de la UEFA en 1988 jugando contra el Espanyol, ya se sienta en el cielo. El pasado fin de semana también permitió a Salad identificarse como campeón de la Bundesliga y lo hizo para mantenerse invencible en los 34 partidos de la competición. Sólo cedieron seis batallas en una campaña en la que además prolongaron su racha de imbatibilidad tanto en Copa (el sábado jugaron la final contra el Kaiserslautern) como en Europa. Son 51 partes sin derrotas en lo que va del tiempo.
“Me gusta jugar buen fútbol”, reflexión de Alonso del contenido festivo del epílogo de Liguero. Y la guía para aclarar que «buen fútbol» no es sinónimo de «fútbol llamativo». “Lo que yo entiendo son las cosas del buen fútbol es hacer buenos pases, jugar, defender bien. Estas son las claves”, grabó. El objetivo de enfrentarse al Atalanta pasa por explicar todos estos principios. «Es una visita al dentista», así le define Pep Guardiola cuando atraviesa la Champions. “Están muy incómodos y están muy bien gestionados”, afirmó Jürgen Klopp tras un revolcón (0-3 en Anfield) hace poco más de un mes en cuartos de final.
Atalanta es un clásico del fútbol italiano, la diosa (diosa) porque proviene del nombre de la heroica líder de la mitología Helena, el equipo que representa a un lugar que no es la capital de la provincia que más apariciones acumula (63) en Serie A. El Apenas ganó una vez, ya con 61 años, una final de Copa, emblema de Bérgamo, una ciudad lombarda del tamaño de León que vive opaca por el ansiado esplendor milanés, pero en la que el fútbol de los últimos años años ha impulsado una pequeña rebelión. Fue en 2016 cuando ingresó al equipo de Gasperini, un entrenador fuerte y obstinado en la defensa de un partido de fútbol, atacando y marcando al hombre. Pero carece de la guía de un título. Llegó a cuartos de final de la Liga de Campeones, ha sido finalista de Copa en tres ocasiones en las últimas seis campañas, la última de ellas la semana pasada ante la Juventus. En todas estas temporadas sólo una vez ocuparon el quinto puesto en la liga. Se consagró en la élite con una serie de señas de identidad que Klopp comparó en su día, por las persecuciones individuales sin balón y la construcción del juego a partir de un juego con tres centrales, con influencia de Marcelo Bielsa, pero que También bebió de las fuentes alemanas por la presión y la verticalidad para recuperar el balón.
Tanto Atalanta como Bayer construyen amplitud con laterales amplios de retorno y gran impacto no sólo en el juego, sino también ante el portero rival. Es en ese aparte donde Alonso vale de Grimaldo y Frimpong, que soportaron ambos esta vez una destitución municipal de 26 goles y 31 asistencias. En el equipo italiano el trabajo en las bandas está dirigido más a generar espacios entre laterales y centrales para entretener a los deportistas del centro del campo, como los holandeses Koopmeiners, que jugaron en esta campaña en 15 ocasiones y marcaron 7 goles. o el belga De Ketelaere, que acumula 14 puntos y 9 asistencias en sus estadísticas. Sumado a la aportación de Scamacca y Lookman, se lo cuentan a los que ahora incluye a El Bilal Touré, que el almeriense gastó los últimos 30 millones de euros y ha gastado más que la media de campaña de la Baja. Sin embargo, Gasperini será inferior a su capitán, el centrocampista o delantero Marten De Roon, que lleva seis años en el club si pierde el partido más importante entre el fin de semana y la final de Copa. Algunos aficionados disfrutaron este martes por la mañana de un papel gigante delante de su casa. “Compromiso, sacrificio y la camiseta siempre suda. De Roon, tú Copa ya la has conquistado”, leyó.
Gasperini también va exactamente en el mismo camino cuando define la épica de su equipo. “Supera tus límites y sé un ganador”. Pero, en el camino hacia los 67 años, siento que ya es hora de quitarse un trofeo. Encuentro, Xabi Alonso ya conoce este camino: “No queremos cambiar nada. El ambiente que rodea las celebraciones del sábado es maravilloso y queremos pasar tiempo haciendo historia».
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