“Mentalmente estoy de lujo. En el mejor momento de mi carrera”, dice Isco, el futbolista amargado por el fútbol del Betis. Es semana de derbis en Sevilla y la ciudad deportiva de Luis del Sol es hervidera. El alma del Betis acude al PAÍS relajado y lloroso por pequeños acosos físicos que, al final, no le impedirán disputar el partido más especial para los aficionados al fútbol en la capital de Andalucía. Isco es el mejor futbolista del Betis, donde ha jugado en un momento impecable después de haber estado seis meses entrenándose en solitario entre la marcha, precisamente, del rival a estas horas (21.00 horas, Gol TV). Estuvo un tiempo con Monchi, director deportivo del Sevilla, y conoció la felicidad del Betis. A tan sólo unos kilómetros de distancia, la vida cambió radicalmente.
“La verdad es que nadie está ofreciendo la mejor versión de mi carrera. Realizó numerosas etapas muy buenas en Málaga y Madrid. Me di cuenta de que estoy en uno de los momentos más felices de mi carrera. Disfruto cada partido y lo estoy pasando muy bien”, explica Isco, a lo que se le arranca una sonrisa a su novia cuando le habla del Betis y de los motivos de su pasión por el equipo verdiblanca: “Me gusta el club, vamos entusiasmo. El Betis me llamó y confió en mí. Conoció a Manuel Pellegrini y aprendió a aprender y jugar. También conocí a muchos jugadores de esta planta. También me llaman la atención las cosas que el club transmite en los círculos sociales. Estoy muy feliz de haberme vinculado con el Betis. Es un club muy grande. El Betis me preguntó cuándo nadie lo hizo”.
Isco no quiere referirse al currido en el Sevilla, en la anterior club. Una salida repentina que se concretó tras el ataque de Monchi al final de un entrenamiento. “Eso es por lo que has pasado. No miro a nadie, ni a Monchi, que era la única persona con la que tienes problemas en ese club. Gracias a todo lo que he pasado aquí en el Betis y ahora estoy muy, muy feliz”, proclama Isco. Pese a su indiscutible influencia en el juego del Betis, el malagueño no se siente líder del equipo. En la estructura del juego de Manuel Pellegrini, Isco inicia la presión sobre su rival y besa el balón central. Es un jugador definitivo. “Me gusta tener la pelota. Me gusta caminar y me gusta correr y mirar. Hoy en día, en el fútbol no sólo vales con calidad. Hagamos muchas más cosas para que todos podamos disfrutar. Pero no me siento líder, pongo las deficiencias al servicio del equipo. Siempre disfruté tenerlo así frente a mí”, añade.
Una carrera larga y apasionante, con los extras resultantes de sus 32 años recibidos. “Claramente hay cosas que podría haber hecho de otra manera. Quizás tardó mucho en llegar a Madrid, pero bueno, ahora puedo rendirme. Todo me ha servido para aprendizaje y enriquecimiento personal”, afirma Isco, que ganó cinco Champions en Madrid, donde llegó en 2023 y ascendió en 2022.
En el club verdeblanco se reencontró con el técnico Manuel Pellegrini, que le envió al Málaga, cuando sólo tenía 18 años: “Pellegrini fue el primer entrenador que me habló de la oportunidad de jugar en la élite. Yo vengo de la Tercera División. Me gusta mucho la forma de entrenar y la forma de relacionarse con los jugadores. En la bandeja de la mesa se mostró al centrocampista verdiblanco, que ha disputado 33 partidos con el Betis en todas las competiciones que ha disputado el conjunto verdiblanco. Anotó, además, seis goles, seis en La Liga y uno en La Liga Europa.
Feliz con su familia en Sevilla, a Isco sólo la posibilidad de lesión le hace sufrir sobre el césped. Adora a su familia y se queja de la impunidad que existe en las redes sociales. “A medida que expongas más tu vida en las redes sociales, tendrás más críticas. La gente te quiere mucho, pero también te muestra mucho odio”, declara el líder de un equipo bético que se juega la clasificación europea en este derbi ante el Sevilla. Será el partido oficial número 141 entre los dos grandes rivales de la capital andaluza. Se intenta llegar a la Real Sociedad en la sexta plaza, mientras el Sevilla, prácticamente salvado, quiere cortar las aspiraciones europeas de su vecino. Lo leyó en Benito Villamarín, con la presencia de al menos un millar de aficionados sevillistas.
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