El primer ministro británico, Rishi Sunak, aseguró a esta luna que había reservado aviones comerciales y que había formado un vuelo personal para comenzar a deportar a inmigrantes y solicitantes de asilo a Ruanda en un plazo de 10 a 12 semanas. En respuesta a este plan, representantes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU han instado a las aerolíneas y a los reguladores de la aviación a “no facilitar” la realización de estas expulsiones.
Aunque aprobé el reconocimiento entre el Reino Unido y Ruanda en la votación en el Parlamento británico, prevista para este lunes; las empresas “pueden ser cómplices de la violación de derechos humanos y órdenes judiciales internacionalmente protegidos”, advirtió en un comunicado junto a los relatores especiales de la ONU contra la trata de personas, Siobhán Mullally; por la protección de los derechos de las personas migrantes, Gehad Madi, y contra la tortura, Allice Jill Edwards.
Los firmantes afirman que las expulsiones de personas de cualquier nacionalidad de Ruanda y de otros países violan el derecho “a no sufrir torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Así lo reconoció en noviembre de 2023 el Tribunal Supremo británico, que declaró las deportaciones ilegales, alegando que “si las compañías aéreas y las autoridades de aviación han tomado decisiones estatales efectivas que violan los derechos humanos, deben ser consideradas responsables de su conducta”, concluye.
“Las empresas están obligadas a respetar los derechos humanos”, recuerdan los expertos de la ONU. Aunque lo que más temen las empresas es el daño a su reputación. Informe sobre el rechazo de la aerolínea estatal ruandesa RwandAir a transportar a solicitantes de asilo “por miedo a perjudicar su marca”, según la opinión pública Tiempos financierosLos medios británicos informaron que el operador de vuelos chárter AirTanker, bajo contrato con el Ministerio de Defensa y la Royal Air Force británica, ha mantenido conversaciones con el Gabinete de Sunak para volar los aviones a Kigali, a 6.600 kilómetros de Londres.
“La firma de un acuerdo, por sí sola, no garantiza que a corto o medio plazo se adopten medios efectivos de identificación, asistencia y protección de las víctimas de tratamiento antes, durante o después del procedimiento de reubicación, quienes responden a las obligaciones legales del Estado en materia de trata de personas”, detalló el organismo de la ONU. Para crear conciencia sobre estos riesgos, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU contactó a la Autoridad de Aviación Civil Británica, la Agencia Europea de Seguridad de la Aviación y la Asociación Internacional de Aviación Civil, entre otras instituciones. Los destinatarios tienen 60 días, todos en curso, para responder a estas comunicaciones.
Por su parte, organizaciones de la sociedad civil, como Libertad de tortura, iniciaron movimientos en redes sociales, un mensaje masivo a los directivos de las aerolíneas y protestas frente a la sede de AirTanker en Carterton, para decirle que está “cumpliendo su promesa” de no “beneficiarse del dolor de los inmigrantes”, informó por teléfono Lara Hawkins, portavoz de la aerolínea. ‘ONG. “En 2022, cuando se paralizó el primer vuelo para deportar inmigrantes, fue la primera empresa en responder que no quedaría ajena”. Dos años después, ante la gestación de un nuevo acuerdo entre Reino Unido y Ruanda, la entidad quiso repetir la estrategia de solicitar por escrito el mismo compromiso, pero esta vez sin respuesta: “No confirman que no vayan a participar pese to the tremenda presencia pública”. El silencio de la empresa asustó a los activistas cuya posición cambió. “Han realizado mucho trabajo humanitario, incluso en Ucrania. Les pedimos que registren este trabajo y que se escriba en el lado correcto de la historia”.
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