Maestro 1000Roma -primera_ronda-
Resopla Rafael Nadal y aplausos por el ascenso de Zizou Bergs, uno de esos tantos tenistas que se perforan en la nebulosa del pelotón profesional. Poco se sabía de él, simplemente desposeído por el rango de Roma; no en vano, no es fácil proteger o forzar a una leyenda, requerida de principio a fin en el triste episodio de estos juegos; con feliz desenlace para el español, eso sí: 4-6, 6-3 y 6-4, en 2h 52m. Luego están esos días tranquilos o de transición; la realidad de hoy exige trabajar y abrir al pueblo sin remisión. Al final, el peso de la lógica se impone y el jugador balear, de 37 años, regresa al belga para salvar al difícil jugador extranjero italiano, consiguiendo una cita el sábado con el gigante Hubert Hurkacz, campeón de raza pura. El choque con los polacos supondrá, por tanto, un salto de nivel. Habla de la prueba antes del nuevo mundo.
Nadal comentó en Madrid, y luego repitió en la previa de este primer duelo en el Foro Itálico de Roma, que ahora cada partido es más impredecible que el que ocurrió antes; es para el rival, pero también es para él mismo. Del mismo modo que no es necesario reincorporar los automatismos técnicos, tácticos y estratégicos, también es fácil volver a gestionar las curvas amistosas de los partidos o los potenciales obstáculos que esconden la mayoría de ellos, porque el encuentro es un nuevo oponente (103º del mundo) y que sólo tiene la élite. La trayectoria de Bergs refleja que a lo largo de sus 24 años, el hábitat natural de su discreta carrera le sigue viendo retadores y los torneos ITF —la previa al circuito ATP—; por lo tanto, hace falta muy poco que perder. Estás aquí para disfrutarlo.
La pelotea belga sin complejos y le pega plano y duro a la pelota, mientras Nadal va descifrárle durante la fase inicial de tantoo. Hasta ahí, todo en orden. La muestra de 22 grandes registra la ruptura y, aparentemente, la incluye en la primera parte; sucede, sin embargo, que termina golpeando mal la pelota y así surgen las dudas, transformadas en una serie de errores que afectan la propuesta y afectan la dinámica. Por detrás si el corto, el balón no llega a altura, lidera la pista y posibilita los valiosos goles de su rival, beneficiado por los errores —16 en el primer acto— y se alegra de la obtención de un premio inesperado recompensado por el Premio español, penalizado con un envío al correo y dos pliegues dobles. Nadal está inquieto, contra el gesto; Durante un rati, pierde el timón. Sí, no tuve éxito.
La ausencia de control los desestabiliza, pero encuentran un soplo de aire fresco en una pausa provocada por la indisposición de un espectador en lo alto de la tribuna. Entonces se dirige a su banco, se expresa y se libera hacia una necesaria distensión, porque aún hoy ese duelo puede desarrollarse en un escenario delicado que no le interesa. Sus técnicos, Carlos Moyà y Marc López, les tranquilizan y les advierten que el partido es amplio, y que de la misma manera que ahora los nervios están de su lado pueden avanzar rápido hacia el chaval. Sin embargo, Bergs se mantiene a sí mismo; no flota y obliga cada giro al resto, pero cuando Nadal templa un poco su juego y afina su movimiento, más activo en las piedras y más natural en su mano, termina por ceder y el desarrollo fluye más acorde con lógica.
A partir de aquí, el mallorquín intenta reconocer y encontrar aquello que al final perseguirá. Ahora sí, suelta la mano; prueba ángulos y gana profundidad; su juego de tortas recupera la chispa y la lanza de manera acrobática para la devolución, rebozándose; festaja con ira el romper, porque Bergs, Zizou de nombre en honor a la clase de Zidane, no se puede explicar de ninguna manera. Tiene agallas el belga. Pesa sobre lo que he cedido terreno, abro y empujo sin parar, sin tomar; responde con personalidad y coge un cuaderno para examinar a quién conoces, en uno de los descansos; Le permite tener un 0-40 con 3-2 y un 0-30 con 4-3, obligando a Nadal a quedarse desde el principio hasta el final, sin permitir un solo momento de respiro o tranquilidad, ni siquiera engancharse con cualquier bola alta. Al final, sin embargo, el gigante pasa por alto la necesidad y firma con su propia firma: línea y línea para progresar. Al entrar sudoración profusa.
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