El Banco de México (Banxico) ha decidido reducir su tasa de interés en 50 puntos base, situándola en 8.5%. Esta medida, tomada por unanimidad por la Junta de Gobierno, refleja un esfuerzo por estimular la economía mexicana, que ha mostrado señales de desaceleración. Aunque la inflación se ha mantenido dentro del rango objetivo del banco central, la debilidad económica y las tensiones comerciales internacionales han influido en esta decisión.
Contexto económico y decisión de política monetaria
La economía de México registró un aumento de solo 0.2% en los primeros tres meses de 2025, reflejando una notable desaceleración. Asimismo, la confianza del consumidor se ha reducido, llegando a niveles bajos en los meses iniciales del año. Frente a estos signos, el Banco de México ha decidido adoptar una política monetaria más laxa para impulsar el crecimiento económico.
La inflación general alcanzó un 3.93% en abril, cumpliendo con la meta del banco central de 3% ±1%. A pesar de esto, la inflación subyacente, que no incluye productos volátiles, sigue bajo control, lo cual permite que Banxico evalúe modificaciones en la tasa de interés sin poner en riesgo su objetivo de mantener estables los precios.
Elementos externos que afectan la política monetaria
Un elemento importante que ha afectado la determinación de Banxico son las disputas comerciales con Estados Unidos. La administración estadounidense ha establecido tarifas del 25% a las exportaciones mexicanas fuera del acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), lo que influye en sectores esenciales como el automotriz y el del acero. Estas acciones pueden repercutir en la inflación y la economía en México, lo que ha obligado al banco central a adoptar una actitud prudente.
Asimismo, la falta de certeza respecto a las políticas económicas internacionales y los posibles cambios en el contexto comercial global incrementan los riesgos para las proyecciones económicas de México. El Banco de México ha indicado que seguirá observando estos elementos y adaptará su política monetaria conforme sea necesario para conservar la estabilidad económica.
Proyecciones y expectativas futuras
Banxico sostiene su previsión de que la inflación se alineará con el objetivo del 3% para el tercer trimestre de 2026. No obstante, admite que hay riesgos que podrían influir en esta proyección, tales como la continuidad de la inflación subyacente, la devaluación del peso mexicano y posibles consecuencias de conflictos geopolíticos y políticas comerciales.
Con respecto al avance económico, la entidad bancaria central anticipa un crecimiento moderado durante lo que queda del año. Se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) aumente entre un 1.5% y un 2.3%. No obstante, la incertidumbre internacional y los retos internos podrían afectar estas expectativas.